Al post de ayer (Construir el futuro, o no) le faltaba algo para ser coherente con sus propias aseveraciones. Le faltaba rigor. Y no creo que sea positiva la falta de rigor cuando tratamos el problema del desempleo. Me voy a atrever por ello a dar algunas pistas para analizar el problema.
El paro o desempleo se suele descomponer en cuatro apartados:
- El paro friccional: lo forman fundamentalmente aquellas personas que están en tránsito entre empleos, o acaban de finalizar sus estudios y están inmersos en procesos de selección para su primer empleo. Siempre habrá algo de paro friccional, sobre todo porque la gente quiere mejorar y para ello cambia de empleo. Esta componente del desempleo no suele tener un volumen excesivo, y algunos analistas interpretan que es hasta bueno cierto nivel de este tipo de paro, porque significa que la economía es dinámica y ofrece nuevas oportunidades, y el mercado laboral se mueve con ella optimizando la ocupación de los trabajadores.
- El paro estacional: está asociado de manera consustancial a determinadas actividades, como es el caso de la agricultura y sobre todo el turismo. Aunque muchos responsables políticos se aferran al espejismo de ver bajar las cifras de desempleo cuando llega el verano, lo cierto es que aun en un país como el nuestro con gran peso del sector turístico, las fluctuaciones entre estaciones no son significativas, por lo que podemos deducir que esta componente del paro tampoco es excesivamente significativa. Dejamos su análisis para no alargar.
- El paro estructural: observamos en ocasiones que determinados puestos de trabajo ofertados por las empresas no son fáciles de cubrir, pese a que un número importante de trabajadores permanecen desocupados. Recordemos que en España, en pleno boom económico, el número de desempleados apenas bajó de los dos millones, y pese a ello muchas empresas se las veían y se las deseaban para cubrir determinados puestos. Los niveles formativos, o las especialidades, exhibidas por los desempleados que todavía permanecían en las listas del paro no se correspondían con los que las empresas estaban demandando.
- El paro cíclico: este es el resultante de los ciclos económicos en momentos de crisis como el actual. La actividad económica se ralentiza y las empresas cierran o reducen personal, que engrosa el desempleo. Probablemente podamos incluir en esa componente la mayor parte del incremento experimentado por las estadísticas de desempleo a partir del mínimo alcanzado en 2007.
¿Por qué es importante esta catalogación? Porque cada tipo de paro debe tener un tratamiento diferenciado a la hora de buscar soluciones. Veamos algunas de ellas referidas a las dos últimas componentes (las más importantes).
Sin duda el grueso del desempleo actual hay que catalogarlo de paro cíclico, consecuencia de la crisis económica. La reactivación de la actividad económica y el crecimiento es el principal antídoto. No voy a extenderme sobre esto porque ya se ha escrito mucho (incluso yo) sobre la necesidad de aumentar la competitividad de las empresas españolas, como medida imprescindible para que sean capaces de competir en el mercado global y crear así empleo y riqueza. Sí me gustaría recordar la necesidad de estimular el espíritu emprendedor en nuestro país, como medida complementaria (España tiene la peor calificación en el índice de actividad emprendedora de los 25 países de la UE).
No obstante lo anterior, lo que más me preocupa, y lo que origina este post, es un hecho que a menudo no se tiene en cuenta. Es el hecho de que tras una crisis, gran parte del paro que se ha generado como paro cíclico pasa a convertirse en paro estructural, de manera que aunque la economía se recupere, estos desempleados no podrán reincorporarse con facilidad a la actividad laboral.
Trataré de mostrar porqué se produce esto. La recuperación económica, en un contexto global como el que hoy vivimos, vendrá en nuestro país asociado a sectores intensivos en conocimiento. En Una spin-off valenciana escribe el futuro traté de mostrar con un ejemplo cómo algunas empresas de este tipo están generando ahora empleo y riqueza en nuestro país. Volviendo al tema, la recuperación requerirá personas de mayor cualificación que las que estaban empleadas en el anterior modelo económico. Si no nos aseguramos de que las personas desempleadas y las nuevas que acudan al mercado laboral desde la formación reglada tengan una elevada cualificación, volveremos de nuevo a la situación de 2007, pero con un paro estructural aun mayor que el que sufríamos entonces. Y es necesario entender que la cualificación de un trabajador del conocimiento no se consigue con un curso de formación ocupacional, sino con una intensa y acertada formación reglada, y una predisposición a la formación de por vida. Algo que la Unión Europea ha formulado de manera muy rigurosa, y que otros países están aplicando a rajatabla, mientras nosotros parecemos optar por hacer recortes en estas materias.
Con esto creo demostrado con algo más de rigor mis afirmaciones en el post de ayer acerca de Cómo construir el futuro, o no. Vuestras aportaciones dirán si estoy o no acertado.
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