El blog de José María Mateu

Innovación, Marketing, Personas

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El nuevo paradigma emprendedor: La captación de recursos en el nuevo paradigma

septiembre 11th, 2013 · No Comments · Emprender, Estrategia, Financiación, Futuro

Uno de los ámbitos en los que el proceso emprendedor ha cambiado de manera más notable es el relativo a la forma de allegar recursos al proyecto de nueva empresa. En el paradigma emprendedor clásico, el Plan de Negocio pormenorizado se establecía a priori, y este Plan especificaba cómo se iban a hacer las cosas y, por tanto, la inversión necesaria para llevarlas a cabo. El paso siguiente era la búsqueda de esos recursos que el Plan especificaba como necesarios.

Este mecanismo implicaba, en primer lugar, que al inversor se le daba poca opción para que opinara sobre qué se iba a hacer y cómo. La oferta se limitaba a si quería participar o no en un plan totalmente definido y cerrado.

Por otra parte, la mayor parte de los Planes de Negocio confiaban las tareas a ejecutar a recursos internos, a recursos humanos y materiales que había que adscribir a la nueva empresa. Esta forma de hacer las cosas conllevaba elevar de manera significativa los recursos necesarios para poner en marcha el proyecto.

La primera limitación, la relativa a la poca capacidad que se otorgaba al potencial inversor para influir en el proyecto, tenía además otro problema derivado, el de que se renunciaba a la expertise del inversor. El conocimiento que ese inversor tenía, por haber financiado anteriormente otros proyectos emprendedores por ejemplo, no se aprovechaba oportunamente para mejorar el Plan de puesta en marcha de la nueva empresa.

La segunda limitación, la relativa a cómo la forma de concebir el proyecto elevaba el volumen de recursos necesarios, se traducía en la práctica en que resultaba difícil reunir los recursos presupuestados en el Plan. La nueva empresa nacía así con una significativa parquedad de recursos que lastraba su éxito desde el principio.

Varios factores han agravado en los últimos tiempos la trascendencia de estos problemas. En primer lugar la necesidad creciente de recursos de conocimiento necesarios para poner en marcha una empresa en los tiempos actuales. Allegar talento se convierte en decisivo, y pagar por ese talento se convierte en prohibitivo. Las personas con talento son además reacias a participar en tareas de carácter exclusivamente ejecutivo. Quieren participar en el cómo y, si me apuran, en el para qué se hacen las cosas. La forma de convencerles para que participen, especialmente si no se dispone de vastos recursos económicos, es invitarles a que opinen sobre el cómo lograr los objetivos e, incluso, en qué objetivos se quieren lograr. Cuando se les invita a participar en el propio proceso emprendedor desde el principio, su aportación intelectual puede ser realmente enriquecedora, y menos exigente en el plano pecuniario.

Ese enriquecimiento intelectual se ha descubierto especialmente valioso en la fase inicial, en la fase de descubrimiento y/o generación de la oportunidad de negocio. Así lo han reconocido incluso empresas que disponen internamente de muchos recursos para explorar en busca de oportunidades y para innovar. La respuesta de estas empresas ha sido la apertura de los procesos de innovación a la participación de empresas y personas ajenas a su organización y, en particular, a muchas startups.  Es lo que conocemos como Innovación Abierta, y que supone otro cambio trascendente en la forma de concebir los procesos de innovación y creación de nuevos negocios (no necesariamente a través de la creación de nuevas empresas).

¿Cómo incorporar nuevas ideas al proceso emprendedor superando las limitaciones del paradigma clásico? La respuesta está en la forma en que los emprendedores más avezados han puesto en marcha sus proyectos, contando con lo que denominados la ‘red del emprendedor’ (network). El aprendizaje del emprendedor conlleva la construcción de una amplia red de contactos, centrada sobre todo en personas igualmente emprendedoras o dispuestas a dar soporte a emprendedores (business angels, asesores, conocedores de determinadas tecnologías o sectores, etc.).

En función del desarrollo del proyecto de nueva empresa, el emprendedor echará mano de aquellos nodos de su red que puedan aportar recursos y expertise al proyecto. Teniendo en cuenta las motivaciones de estas personas, el emprendedor no se limitará a ofrecerles participar en un Plan cerrado, sino que tendrá que negociar con ellos. Análogamente, la persona que se une al proyecto no se limita a aportar recursos, dará sus opiniones sobre cómo lograr los objetivos y hará incluso que estos objetivos evolucionen.

El proceso de aprendizaje puesto en marcha en el seno del proyecto emprendedor adquiere así nuevas dimensiones y un nuevo alcance. Cada ciclo de aprendizaje no sólo modifica y adapta el Plan sino que incorpora nuevos fines, personas y recursos, especialmente intelectuales, de conocimiento. El efecto sinérgico de todo el talento allegado al proyecto es el que puede llegar a generar nuevos mercados, especialmente si entre las personas allegadas al proyecto se encuentran potenciales clientes clave, esos que Moore incluía en el mercado primitivo bajo el epígrafe de ‘visionarios’.

Este proceso es la esencia misma del nuevo paradigma emprendedor. La clave del éxito está en hacer que fluya la lógica interna del mismo, una lógica que Sarasvathy bautizó como ‘effectuation‘.

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