El blog de José María Mateu

Innovación, Marketing, Personas

El blog de José María Mateu

La pegajosa presencia del pensamiento vertical

julio 29th, 2014 · No Comments · Ideas de negocio, Modelo de Negocio

¡Qué difícil resulta alejarse de la coherencia, de la pertinencia, de lo políticamente correcto! Y no es que repudiemos todas estas importantes y utilísimas cualidades. Pero en ocasiones es imprescindible alejarse de los terrenos conocidos, explorar territorios vírgenes. El progreso depende de ello. Ya lo dijo George Bernard Shaw: «Todo progreso depende de las personas no razonables».

La Teoría de le Dirección de Empresas, del Management, exige a los directivos y directivas, a las y los profesionales, cierto nivel de lo que hoy denominamos ambidestreza, esto es, la capacidad de explotar eficazmente los negocios en marcha al tiempo que se explora en busca de productos, procesos o tecnologías innovadoras. La explotación pasa por mejorar los procesos actualmente empleados haciéndolos más eficientes, pasa por buscar mejores proveedores, pasa por adaptar la oferta actual a los gustos cambiantes del mercado mediante nuevas variantes y ampliaciones de gama, y pasa por tanto y tantos cambios menores que, sumados, pueden suponer avances notables.

La exploración se enmarca por el contrario en el terreno de la innovación disruptiva, de la vigilancia tecnológica en busca de procedimientos de producción y servucción alejados de los actuales, de la configuración de nuevas propuestas de valor radicalmente diferentes a los actuales. Poniéndolo en los términos del viejo modelo del Boston Consulting Group se trata de incorporar estrellas al portfolio al tiempo que se ordeña la vaca. La vaca acabará muriendo, ya sea porque una tecnología disruptiva deje obsoleta la que estamos utilizando, o porque hasta los clientes que parecen más fieles acaben sucumbiendo al brillo de las nuevas ofertas. Lo más inteligente es asegurarse de que esa nueva tecnología o esa nueva oferta sea incorporada u ofrecida por nuestra propia empresa, y no por un competidor más avispado.

No es tarea fácil. Pocas empresas son capaces de hacerlo. Los piratas de Steve Jobs desarrollando el Macintosh que iba a dejar obsoletos los modelos anteriores de la propia Apple constituyen el ejemplo paradigmático. Lo paradójico es que los recursos para ese nuevo desarrollo salían precisamente de la explotación de los modelos antiguos a los que el nuevo iba a sustituir (cría cuervos).

Pero no es de eso de lo que quería hablar hoy, sino de la dificultad del propio trabajo de exploración en busca de ideas disruptivas. Lo hemos visto de nuevo en el trabajo desplegado recientemente en los talleres de innovación en modelos de negocio. Cuanta más experiencia en el sector, más predisposición a aferrarnos a los viejos modelos. El reto era buscar ideas rompedoras, nuevas formas de hacer las cosas, nuevas vías para llevarlas al mercado. Disponemos de herramientas especialmente diseñadas para encontrar ideas rupturistas (basadas en este caso en el pensamiento creativo). Tenemos el empeño y la motivación para trabajar en pos de esas nuevas ideas. Pero la coherencia y el espíritu crítico emergen implacables para reconducirnos al camino conocido, a la vía de la mejora incremental, a la nueva variante de lo que ya existía (al terreno conocido que nos lleve a diseñar una ratonera mejor).

Algunas ideas interesantes salieron, es cierto, que bien podrían dar lugar a una empresa innovadora. Pero probablemente haya que insistir con más vehemencia, y con perseverancia, para cambiar hábitos tan arraigados, y para hacer que esas nuevas ideas y otras que están por descubrir den lugar a empresas capaces de crecer y crear riqueza y los puestos de trabajo que tanto necesitamos. Al fin y al cabo, si las ideas brillantes (las del millón de dólares) emergieran con facilidad todos seríamos Einstein.

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